A estas alturas ya nadie duda de la importancia de la música en la publicidad. Se ha convertido en un elemento fundamental con el que poder transmitir un mensaje igual de directo que la propia imagen o la voz.
Si echáramos la vista atrás podríamos recordar canciones de anuncios que harían las delicias de los más nostálgicos. Por ejemplo, generación tras generación saben las canciones del Cola-Cao o las Muñecas de Famosa aunque por tiempos no las hayan vivido como unos auténticos hits.
Para todos aquellos que consideréis que esas canciones se hicieron tan famosas porque en su tiempo de emisión no había mucho repertorio, ¿qué me decís el bombazo que fue el ‘tengo gambas, tengo chopitos, tengo croquetas, tengo jamón’ de la Once? Esa sí que fue la canción del verano.
Como íbamos diciendo, la música es uno de los papeles más importantes de los anuncios. Su elección puede condicionarlo todo y, además, tiene la capacidad de adueñarse de la idea que queremos transmitir y de la propia canción también.
Por ejemplo, Puleva Omega-3. Los ácidos grasos omega-3 son un tipo de grasa poliinsaturada y necesitamos estas grasas para fortalecer las neuronas y el corazón. Puleva unió su producto a la canción de Corazón Contento de Marisol y ahora ya no hay quién la escuche sin relacionarla ‘con un anuncio de la televisión’.
Lo mismo ocurrió con Amena. Esa compañía móvil que nació repartiendo alegría, condiciones inmejorables y cuyo lema no era otro que la libertad. Todo, claro, con una banda sonora de acorde a lo que quería vender, y esta no fue otra que Libre de Nino Bravo. Como estos dos, podríamos traer a la memoria cientos de casos.
Por otro lado, hay marcas que directamente apuestan por un concepto, más que por una canción en concreto. Bien lo saben los publicistas de Estrella Damm, que se apropiaron del verano, de la frescura y de las ganas de vivir un momento inolvidable. Y eso es precisamente lo que transmitía cada una de las canciones que eligieron verano tras verano. Fue tanto el boom en la sociedad, que los espectadores buscaban directamente ‘canción anuncio Estrella Damm’, sin preguntarse siquiera quién la cantaba. Son pegadizas y mantienen el tono que la empresa de cervezas quiere transmitir: alegría.
En los tiempos que corren, en los que desgraciadamente el confinamiento ha provocado que estemos en casa más tiempo del que desearíamos, la música en la publicidad ha cogido más sentido y relevancia que nunca. Los publicistas saben que los detalles son los que marcan la diferencia. Como espectadores, hemos podido ver anuncios muy buenos estos días, marcas que han sabido transformar la situación a su favor.
Uno de estas empresas que ha sabido leer el momento y ha emitido un anuncio brillante ha sido Cruzcampo. Es el claro ejemplo de que menos es más.
El anuncio solo muestra una caña recién echada, con la espuma perfecta y una canción de fondo que consigue meternos de lleno en el anuncio y en lo que quiere contarnos: la primera caña que te vas a tomar cuando esto termine. Algo tendrá que ver la voz de Noemí Carrión, que consigue que realmente sintamos la nostalgia por esa primera caña después de tanto tiempo. Una elección insuperable.
En definitiva, la música no solo es poner un fondo para los silencios, sino que es hilo conductor de toda una historia que puede hacer que prestemos más o menos atención al anuncio y que, en un futuro, nos decantemos por esa marca y no por otra. La elección de la canción es, sin duda, el elemento determinante en una buena campaña.